Muchas familias planifican la compra de un piso como en el cuento de la lechera, asumiendo un final feliz. «Nos darán las llaves del piso nuevo en mayo. En enero pondremos a la venta nuestro piso y con lo que nos den pagaremos la hipoteca, nos quedará para dar una buena entrada y podremos dejar la hipoteca del piso nuevo en unos 1.200 euros, que podemos pagar justitos con los dos sueldos». Ahora estas cuentas no se están cumpliendo. Los pisos tardan más en venderse y los intereses de la hipoteca que se previeron al comprar el nuevo piso se han incrementado hasta en un 20%. Gonzalo Bernardos, director de asesoría y consultoría inmobiliaria de la u.b, explica que «en barcelona se están alargando los plazos y ya cuesta seis o nueve meses vender un piso. La gente que ha comprado otro ese retraso le está poniendo en aprietos». Bernardos recuerda también que el valor de los pisos de segunda mano a veces no se fija según una valoración objetiva, sino «pensando en el crédito que pueden asumir para pagar la cuota». Antes esa sobrevaloración era absorbida en pocos meses por la subida del mercado. Ahora esto no se produce y el piso no se vende.

Leído el martes en La Vanguardia