Eran otros tiempos. El gasolinero salía de la oficina con un mugriento trapo colgando y te echaba gasolina, limpiaba el parabrisas, te preguntaba de donde venías, a dónde ibas y te recomendaba tres ventas donde parar a comer mientras de reojo le echaba un vistazo al escote de la guiri que llegaba pidiendo la llave del servicio.

Ahora nos hacen mojarnos para ir hasta la oficina a pagar, aguantamos una cola de gente que no sabe en qué surtidor tiene el coche aparcado, una voz metálica nos indica que hemos elegido la gasolina adecuada, nos ensuciamos las manos con la gasolina, y por no haber ya no hay ni las clásicas cintas de Junco o Porrina de Badajoz.

El Stevie Wonder español ¿que no?

Cualquier día nos quitarán de la vista incluso el Interviu, dónde vamos a parar. Eso sí, menos empleados, mayor precio de la gasolina (y no creo que Evo Morales tenga toda la culpa de eso).
El caso es que hoy hay huelga de gasolineras. Los sindicatos reclaman unos sueldos dignos (actualmente parece que andan alrededor de unos 700 euros de media) y una serie de reivindicaciones relacionadas con los días festivos trabajados, horas extras y demás.

Pues nada, paciencia para los conductores y suerte para los gasolineros.