De sobra es conocido el calendario republicano francés, implantado a raiz de la Revolución Francesa, basado en un sistema decimal y sin referencias religiosas. Pero quizá no es tan conocido el Calendario Revolucionario Soviético. La verdad es que no tenía desperdicio. El calendario revolucionario soviético fue usado en la Unión Soviética de 1929 a 1940.

Todos los meses tenían 30 días, y los 5 días restantes se añadían entre medias, sin pertenecer a ningún mes ni a ninguna semana. Estos días eran:

* Día de Lenin, un día después del 30 de enero.
* Días del trabajo, dos días después del 30 de abril.
* Días de la Industria, dos días después del 7 de noviembre.
* En los años bisiestos, un día extra después del 30 de febrero.

La semana de siete días fue sustituida por una de cinco días. Se eliminó el domingo, por cristiano, y en su lugar se organizó a los trabajadores en cinco grupos, marcado con los colores amarillo, rosa, rojo, morado o verde, teniendo cada grupo un día distinto de la semana para el descanso. Se intentaba así la no interrupción de la productividad industrial.

Los trabajadores tenían más días de descanso bajo este nuevo sistema (uno de cada cinco, en vez de uno de cada siete), pero la separación en cinco grupos hizo más difícil la vida social y familiar, por lo que se volvió bastante impopular. Además, los beneficios económicos de una semana más corta no se vieron reflejados en la realidad.