noviembre 2008


No más mocosos arrojando perdigones de papel con un bic desmontado. Por favor, padre, aparta de mi este cáliz. No soporto los tangas, los piercing y las fotos de Robbie Williams. Estoy cansado de escuchar asignaturas estúpidas que intentan convertir a los niños en paletos socializados. Estoy horripilado de que un mocoso de pantalones caídos le escupa a la cara a un profesor y luego además venga el padre a partírsela. No quiero ser portada de los peridódicos para ocultar las auténticas tragedias de este país. Dadme un buen lugar desde donde contemplar el mundo. Un escote prominente de aspirante a Britney Spears frustrada. Junto al timon del cola del Endeavour. De llavero de Pepe Bono. Te lo juro padre, que sobre una pizarra no sirvo de nada. Los niños no me hacen ni puñetero caso.

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Acabo de escuchar el programa de Julia Otero en Onda Cero, hoy centrado en el tema del maltrato a las mujeres, como no podía ser de otra manera tal día como hoy. En el último minuto ha salido a micrófonos la ex juez decana de Barcelona y actual magistrada María Sanahuja. Esta señora se ha hecho famosa en los medios por advertir de un posible abuso de denuncias de violencia doméstica por parte de mujeres que pretenden por esta vía ganar terreno en los casos de divorcio.

Atónito me he quedado cuando Julia Otero y Pilar Rahola han denostado muy educadamente la opinión de la magistrada, que por cierto no hacía más que sembrar grandes verdades como puños sin menospreciar en absoluto al colectivo de maltratadas. ¿Se puede sostener por sí mismo el espíritu de una ley que antepone la vía penal a cualquier otra solución? ¿Existe alguna otra parte del mundo, a excepción de Irán o China, donde el simple testimonio de una mujer te puede llevar a abandonar tu ciudad, tu domicilio o ir a la carcel sin una investigación previa? ¿Sin tener en cuenta cualquier otra vía que esclarezca los hechos? Estamos matando a muchas mujeres, pero también enterrando en vida a muchos hombres.

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Vía Geek in love.

¿Puede un hombre de izquierdas hablar mal de la cúpula de Barceló en público? La respuesta es SI. En esta España polarizada donde el libre albedrío es herejía, el arte de vanguardia se convierte en religión. Parece que no reirle las gracias al pintor de moda es algo insolente, necio y cavernario. Hasta el Rey se quita el sombrero ante tamaña estafa. Pero, cuestiones económicas aparte ¿qué persona de bien en sus sano juicio puede opinar que un techo de estalactitas coloreadas es una de las mayores obras del arte del siglo XXI? Es el traje nuevo del rey, que todos alaban hasta que el niño lo ve desnudo. El arte de vanguardia, como tal arte que es, es la exaltación del espíritu, el hombre como verso suelto en la poesía de la naturaleza. Tiene el valor que debe de tener. Si Barceló ama a su obra y ama la Alianza de Civilizaciones, debería hacer su obra gratis. Para que done yo mi trabajo en forma de impuestos, que done él el suyo (que no, que no soy de derechas por defender lo que pago con mis impuestos, ese es el tópico que siempre tenemos que tragar). Bueno, sí, dicen, será cuestión de gusto, pero a nadie deja indiferente. Mire usted, un fresco de una hectárea con los teletubbies al temple tampoco deja indiferente a nadie, pero no es arte. Y es que el arte de vanguardia es una gran estafa, salvando la intención primera, es decir, la ocurrencia. Es ingenioso pintar la taza de un vater de amarillo, encender encima una vela y entrecerrar la tapa con cubos de Rubik, pero el esfuerzo es nimio en comparación con el trabajo de cualquier cristiano, y hacer una cuantificación económica un arriesgado ejercicio de especulación mobiliaria. Así que, los de derechas, ya saben, rajen a gusto, porque tienen parte de razón. Ahora, no me vengan como defensores de la solidaridad, la ayuda al tercer mundo y los fondos de ayuda al desarrollo, porque ese cuento no se lo cree ni la madre que parió a Barceló.

SUIZA ARTE

«Las placas que los etarras colocaron al coche robado no es que fueran falsas, sino que no podían existir, correspondían a otro tiempo. No es que doblen mal las placas sino que eran evidentemente imposibles»

Alfredo Rubalcaba, sobre la detención de Txeroki

apetece

Entra en recesión la segunda economía del planeta.

Hola Juanma, ¿crees que el público español aceptaría de buen grado películas en euskera, catalán o gallego en sus salas?Es una lástima que el cine de Marc Recha, el de Francesc Bellmunt o el de Ventura Pons no llegue en V.O. a los cines de (como mínimo!) Valencia. ¿O es que el «cine español» se refiere de forma excluyente a «cine en español»?

Así parece, vivimos en un país con una lengua muy predominante ke es el castellano, y ke ha triunfado en todo el mundo. Esa realidad extraordinaria perjudica sin embargo a otras lenguas hermosas ke conviven con ella.
Juanma Bajo Ulloa, amante del «kastellano».

Teleindiscreta deja de publicarse

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Dijo John Lennon: «¿Te imaginas que se declarara una guerra y no fuera nadie?». Y después, a finales de 1969, con los Estados Unidos metidos hasta las tripas en el asunto de Vietnam, realizó una campaña basada en anuncios en periódicos y carteles en vallas publicitarias en donde se leía «La guerra ha terminado (si tu quieres)». ¿Os imagináis que Telecinco pagara 300.000 euros a Julián Muñoz por una o dos entrevistas y no las viera nadie? ¿No nos damos cuenta de que la telebasura ha terminado (si nosotros queremos)?

Podemos hacerlo, estoy convencido. Sé que muchos pensaréis que es imposible, que por supuesto que vosotros no vais a ver la vileza de programa que Ana Rosa Quintana tiene pensado perpetrar con el ex-alcalde de Marbella pero que no hay forma de impedir que ese programa sea un bombazo de audiencia que llene de escombros todas las cadenas que se encuentran en un radio de dos o tres botones del mando a distancia. Y sin embargo estoy convencido de que podemos conseguir que ese programa fracase estrepitosamente. Será la euforia de estos días, será el subidón de saber que vivimos fechas que figurarán en los libros de texto, pero me resisto a creer que a la audiencia televisiva, absolutamente harta de que la tomen por imbécil, no le apetezca pasar a la Historia el próximo fin de semana.

No será fácil, pero podremos si lo intentamos entre todos, si divulgamos esta idea en blogs, entre los amigos, en el trabajo, en los foros que frecuentamos. Se trata de convertir el retorno de Julián Muñoz en un símbolo de lo que nos tiene asqueados, de empezar a ser espectadores activos y no limitarnos a ver obedientemente lo que nos mandan, de protagonizar por fin los titulares de los periódicos. Hay que ir de puerta en puerta, enviarlo en SMSs, comentarlo en las aulas y los supermercados. «No veas la entrevista a Julián Muñoz». Así de sencillo. La guerra ha terminado (si queremos). Podemos hacerlo. Estoy convencido. Sí, podemos.

Gracias a 625 Ranas

Comunicado del Colegio Andaluz de Ingenieros Informáticos, lo tenéis aquí (¿cómo? ¿que no va el enlace?, …no puede ser, si es la web del colegio de informáticos …anda pues es verdad que cosas, venga, pongo un trocito):

Desaparece la ingeniería en informática. Se cumple el deseo de muchos. Por
fin desapareceremos y dejamos el camino libre al ejercito de aficionados y «reciclados» para erigirse como los nuevos y verdaderos informáticos. Dejaremos de ser un problema.

Nuestros títulos no serán homologables a ninguno al no existir correspondencia con los nuevos títulos.

Ni que decir tiene que aunque en ciertos foros se lleva comentando el tema desde hace tiempo (como en las news de la Uned), el desconocimiento que parece que había ha favorecido las tesis del Colegio. Por suerte varias voces más objetivas han surgido y han puesto algo de cordura en todo el asunto. Por ejemplo este comunicado:

Por lo tanto, un Ingeniero en Informática… ¿convalidaría su título por un Grado, o por un Máster? Pues teóricamente dependerá de la universidad. Parece que el camino fácil será convalidarlo por un grado, pero eso llevaría en la práctica a la equiparación de un Ingeniero Técnico con un Ingeniero, mientras que convalidar la antigua Ingeniería con un Máster llevaría a equiparar un Ingeniero con un Ingeniero+DEA… ¿cuál es la vía más adecuada? cada universidad dirá, en su momento (aunque probablemente se tomará un camino común en todas las universidades de España).

¿Significa esto que desaparece la Ingeniería en Informática?
No, claro que no.
Sólo significa que siguen sin querer darle atribuciones a la Ingeniería Informática, y que con esto igual ha pasado ya uno de los últimos trenes para conseguirlo. Habrá más, pero quizás no muchos, teniendo en cuenta la posición de la UE (que puede parecer justa en la UE, pero no en España donde las profesiones de otros ingenieros sí están reguladas).
Pero desde luego, las titulaciones seguirán existiendo, un Ingeniero en Informática continuará siéndolo, y en las universidades seguirá pudiendo estudiarse. Mientras haya demanda, habrá títulos, eso está claro.

En definitiva, que se trata de un tema de reclamar las competencias profesionales de la profesión lo cual me parece muy bien siempre y cuando se reclame desde el sentido común y sin amarillismo. Y sin intentar sacar tajada, a ser posible.

Artículo premonitorio del escritor y periodista cartagenero Arturo Pérez-Reverte, publicado en «El Semanal» el 15 de noviembre de 1998, y que ahora, diez años después, se revela como una auténtica profecía:

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio -o al revés-, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos, cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días.

Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces -¡oh, prodigio!- mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.

Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.

Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la pagan con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

«Los ricos se mean sobre nosotros y los medios dicen que llueve». Manchester (UK).

Visto en Fogonazos.