La navaja de Occam (navaja de Ockham o principio de economía o de parsimonia) hace referencia a un tipo de razonamiento basado en una premisa muy simple: en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta. El postulado es Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem, o «No ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias» (Wikipedia).

Expliquémoslo mejor con un ejemplo:

Sea un hecho y dos supuestas interpretaciones:

Opción 1: El día 11 de marzo de 2004 un grupo de personas, militantes y afines de confianza del PSOE, atentan contra la vida de 191 personas con objeto de volcar el resultado electoral. Movilizan a cientos de funcionarios, entre ellos la Policía Nacional, el CNI y la justicia para falsificar pruebas e inculpar a varias docenas de musulmanes. Convencen a un grupo de musulmanes para que se hagan pasar por terroristas y se suiciden haciendo estallar su piso. ETA colabora estrechamente con los terroristas reales. Quizá llegaron a conspirar de manera coordinada casi mil personas, aunque ninguno siente remordimientos por estos 191 inocentes ni se ha desligado de la conspiración desenterrando la trama.

Opción 2: El día 11 de marzo de 2004 un grupo de islamistas españoles emula las acciones de Al-Qaeda atentando contra la vida de 191 personas. Un año antes España ya había sido objetivo de islamistas en la Casa España en Casablanca. Esta nueva célula es localizada, rodeada y se suicida en su piso. Actualmente se juzga a los cómplices y autores intelectuales del atentado.

Esperemos que mañana el fantasma de Guillermo de Occan revolotee por la Audiencia Nacional, empapando a conciencia a todos esos de la toga negra. Yo por mi parte no puedo hoy reflexionar más sobre el tema, ya que los señores Cháves y Arenas me requieren ipso raudo a votar por el estatuto del silencio.