martes, 27 de febrero de 2007


La prepotencia americana vuelve a burlarse de los españoles. La provincia con más paro de España pierde uno de sus pulmones económicos. Delphi, la fabricante americana de componentes de automóviles, con 1.600 personas en plantilla y otros 2.500 empleos de pequeñas empresas que la abastecen, cierra. Por las buenas. Cádiz es mu chico. Aquí todos tenemos algún pariente atornillando amortiguadores. Los neocon de moda justificarán el hecho con el crudo devenir de las sinergias macroeconómicas, pero la verdad es que esto no es Astilleros. Si el mercado automovilístico está en quiebra, que salga alguno a la calle, cuente matrículas y vuelva para contármelo. Es muy fácil falsear un dato contable para justificar un cierre, cuando la intención real es montar una fábrica en Polonia, a costes de risa. Delphi lleva a cabo un intento de cierre ilegal, enfrentándose a sindicatos, Junta de Andalucía y Gobierno. Vienen, recogen, se van. En los últimos 10 años Delphi ha logrado ayudas públicas de 61,96 millones de euros. Se comprometieron a garantizar la viabilidad de la planta si la Junta le concedía otra de 8,3 millones. Le concedieron el terreno y hasta el rabel depilado. Ayer la Junta le comunicó a la empresa que ha vulnerado la legislación española en dos ocasiones. En primer lugar, porque no ha comunicado su decisión de cierre a la Administración; en segundo lugar, porque no ha planteado un plan social para los trabajadores. Hoy se reunen Junta y comité. Chaves no se habrá enrollado con el Estatuto, pero el problema de Delphi no se lo podemos echar en cara.

Cada vez estoy más convencido de que algún que otro periodista sin inspiración consulta este blog.

Lo de ETA en el 11-M lleva camino de convertirse en lo que fueron las armas de destrucción masiva en la guerra de Irak. Si alguna conclusión puede extraerse de las primeras seis largas jornadas del macrojuicio es que la presencia de la banda terrorista no aparece por ningún sitio a pesar de los intentos de que así sea por parte de algunos letrados y de los medios de comunicación que defienden la teoría de la conspiración.

Hoy, de El País